EL PAN ALIMENTA, LA LECTURA EDUCA.


PREFACIO

            Dicen que las penas no matan penas, y mucho menos, si esas penas son penas de amor; pero si abrigas en tu corazón el arte de versificar con métrica, armonía y rima, aunque te falten la técnica y la preparación pedagógica, tu mente se expresará y tu corazón por ella subyugado, hará que tu sangre se caliente en tus venas y haga mover tus manos, para escribir los mejores poemas de tu vida.

           Así sucedió conmigo. Desde aquél trágico día de mi vida, cuando me veía agobiado por problemas económicos, alguien me cambió la cerradura del portal de mi hogar; alguien, que despreciando los rigores del amor, tuvo la delicadeza de dejar en el portal una caja de cartón con la poca ropa que tenía, con una corta frase: "vete y no vuelvas más".

           Desde entonces, mi vida se tornó un calvario, un hoyo de amargura, de intrigas y pesares. Quería por la noche dormir y no podía y cuando el cansancio de la noche me azotaba con todo tipo de pensamientos, adormecía, pero seguía con el pensamiento en aquella mujer qué me arrojara de mi hogar, por mi situación económica.

            Después de largo tiempo, castigado por los recuerdos y los duros momentos que vivía, se incendió en mí interior la llama poética y comencé a matar mis penas escribiendo miles de versos, formando poemas y sonetos que ahora os dejo en este libreto.

            No dudéis. Cada verso que os dejo, es una lágrima de amor y un llanto de rabia, que aún hoy guardo dentro de mí y que aún hoy, siguen castigando mi dolorido corazón.

            El amor es sensatez, misericordia, sencillez, ternura y entrega. En teoría así es o debería ser, pero este amor que albergó en su día en su corazón mi pareja, fue distinto.

            Exigió condiciones, libertad y comodidad, y cuando además, la comodidad que perseguía no le permitió el uso del placer, sin remordimiento ni honor, rompió la concordia entre ambos y renunció la convivencia en matrimonio. ¡Es faccioso el amor!...

            Fueron muy tristes y dolorosos aquellos dos meses después de haber sido echado de mi hogar. Nunca jamás se me olvidó ni se me olvidará, aquél 15 de Diciembre del año 1992, ni aquellas navidades al abrigo de la fría noche, en un portal cualquiera, oyendo los cánticos felices por haber nacido Jesús, el hijo de Dios, mientras yo, temblando de frío lloraba como un niño, acurrucado en alguno portal de la ciudad.

            Si tenéis acceso a la resolución jurídica del Tribunal de Zamora, donde mi ex tramitó nuestro divorcio, encontraréis un razonamiento jurídico alejado de la verdad. Ni abandoné el hogar, ni tampoco me escondí de la realidad del momento. Dolorido por la acción de ella, me resigné con su actitud, mediante mi clausura en una pequeña habitación en Valladolid, dónde con resignación mataba mis penas, escribiendo mi poesía y llorando por aquél amor perdido.

            Fue entonces, cuando supe qué llevaba en la sangre el semen poético de mi bisabuelo. La facilidad en crear versos con rima, armonía y sentido común, me hiso recordar aquellas románticas noches al calor de una lata de aserrín y la luz de un candil, oyendo mi abuela a contarme el arte poético de mi bisabuelo José Alves dos Reis.

            La situación nostálgica en qué vivía, encerrado en una alcoba al abrigo de la tristeza y la soledad, ayudó a qué mi mente se tranquilizara, mis sentidos
tomasen razón de las circunstancias y mi espíritu ayudara a que aflorase en mi interior el deseo de escribir. Comenzaron pues, a brotar de mi alma toda ésta
poesía que os dejo en este libreto.

            Quiero dedicar todo esto a mis hijas, nietos y descendencia, sin dejar en el olvido a un matrimonio que siempre tuve en un rincón de mi corazón y cuyo recuerdo llevaré conmigo a la eternidad. Para ti Felipe Carreño y Charo, un recuerdo sincero y cariñoso.

            Con los mejores deseos, un abrazo eterno del qué fue, es y será siempre, imagen y verso del poema de la vida.

 

EL AUTOR