EL PAN ALIMENTA, LA LECTURA EDUCA.


SENTIMIENTOS EXCARCELADOS

 

Aún se esconden entre los poros envejecidos

de las vetustas piedras de la muralla zamorana,

los clamores de miles de musulmanes caídos ante ella.

 

PREFACIO

      En este libreto  poético, quiero dejar mi pensamiento sobre mis errores en el pasado, mis pasiones en el presente y mis ideales para el futuro.

     Son unas cuantas estrofas, inspiradas en un determinado momento e influidas por una determinada circunstancia.

     No hay en este libreto, ni arte ni técnica, tan sólo el pensamiento de un vulgar trovador del pueblo, que escribe lo qué siente, vive y sueña.

     En el transcurso de mi vida, tuve momentos de desilusión de tal magnitud, que llegué a desear la muerte; y momentos de
aversión qué llegué a preguntarme: "¿Tendré que matar para sobrevivir?

    En el día de hoy, cuando estoy en la antesala de la muerte, rebosante de felicidad, por haber sido y ser fuerte, espiritualmente hablando, por mantener la fe en Cristo y por haber sufrido las injusticias de los demás con resignación y misericordia, os digo, que la felicidad sólo es auténtica, cuando llegados a la cúspide de la vida, estáis preparados espiritualmente para embarcar al reino de los justos.

 

Zamora Mayo - MMXIV

 

 

SENTIMIENTOS EXCARCELADOS

 

1

Fantaseando, vuelo y no puedo volar.

Son ansias de vaguear en la inmensidad

con mi ficción  ahogada por mi pesar,

y el miedo nutriendo mí fatalidad.

Sueño entre deseos de volver a amar

con el amor casto de mi mocedad,

sueño sentirme amado y fiel servidor

del majestuoso sentimiento de amor.

 

2

Quiero alcanzar más allá en el infinito,

la sombra de la vida qué me persigue.

Quiero alejarme de ti y estar contigo,

con ésta ilusión qué la pasión exige,

aún Tenga la soledad como castigo,

y tu sañudo rencor mi alma castigue.

Tolero tu castigo, porque soñando,

mi corazón en llamas, te sigue amando.

 

3

Quiero volar entre nubes misteriosas,

agobiadas por misteriosos secretos,

para descubrir el porqué de las cosas,

y la fuente de la vida de los miedos.

Para acercarme a las olas monstruosas

qué vaguean por los océanos de enredos,

escupiendo contra su magno Creador

desventuras, tragedias y desamor.

 

4

Ahora, qué me doy cuenta que no soy nada,

al encontrarme en la cima de la vida,

pienso, siento y vivo, pero desgarrada

mi alma, por la  deshonestidad vivida,

tengo mis dudas, si mi vida es coartada

para una eternidad ya preestablecida,

o si apenas soy materia en conversión

como todos los seres de la creación.

 

5

Ahora, cundo camino por la vereda

que me llevará al destino de verdad,

me doy cuenta que la juventud es ciega,

la adolescencia irresponsabilidad

y la vejez, la odiada estancia de espera

para tomar el tren a la eternidad.

Siendo así, tan inhóspita y tan severa

la muerte, verla de cerca no quisiera.

 

6

Dejad que mi espíritu se haga valer,

para que yo sepa justipreciar mi cuerpo,

ya que es muy triste tener fe, sin saber

tu incógnito destino, después de muerto.

Quisiera descubrir la raíz de mi ser

y el misterio de mi llegada a este puerto,

donde el espíritu se esconde en la vida

y la vida, lo acomoda en su guarida.

 

7

Levanto mi voz al mundo zalamero,

pidiéndole la humildad que me merezco.

Por el esfuerzo de mi mente, primero,

y por la intriga que conmigo perece.

Pues si todo cuanto siento es verdadero,

cuando uno se muere, no muere, amanece

el día eterno, en la eterna inmensidad,

fuera del tiempo y de la necesidad.

 

8

Pedruscos me tirasteis a las ventanas

abiertas al frío matinal del Duero,

y mi corazón, soleando las mañanas

con su cordura, os dio amor primero,

recibiendo vuestras injustas pedradas

con tolerancia, cortesía y salero.

Son las desgracias de un poeta apasionado

que por ser emigrante, fuera apedreado.

 

9

Golpeado por la sombra qué me persigue,

pretendo ahogarla con la luz que me alumbra,

desconociendo, que mi sombra no vive,

es apenas un reflejo en la penumbra.

No hay medio qué más me desagrade e incite,

que la claridad que da vida a mi sombra,

avivando en mi mente, ya descontrolada,

el misterio de una sombra, que no es nada.

 

10

Dejad que estos mis sueños se desvanezcan,

para qué renazca en mí la realidad.

Qué se mueran en mí, y allá dónde aparezcan,

sean brotes de amor y felicidad,

para qué en afables noches, reverdezcan

mil sueños de amor y auténtica amistad.

Que mi alma por los sueños alborotada,

No está para falsedades preparada.

 

11

Me tiemblan las manos, y mi corazón,

late muy aprisa rompiéndome el pecho.

Mis sentimientos, la fe y la razón,

murieron en la guerra contra el despecho;

y todo porque el jugo de la pasión,

cegó mis ojos, para de lo desecho,

hacer resucitar con mayor vigor

la savia de la vida, que es el amor.

 

12

¿Quién soy yo para juzgar el universo,

discutir el misterio de la creación,

o querer hallar la razón del proceso

del espíritu, fuente de la razón,

si en este mundo podrido estoy inmerso

entre mentiras, poder y corrupción

de una sociedad depravada y fallida,

que para subsistir, ignora la vida?

 

13

¿Dónde están aquellas palabras sencillas

de gente humilde falta de libertad?

Aquellas frases de aliento a las rencillas

que en protestas clamabas con ansiedad?

Hoy tan sólo hay dolor a las escondidas,

destruyendo el corazón de una sociedad

que vive libre, pero siente su vida

esclavizada, con la infame mentira.

 

14

Porque fuiste el germen que mi alma legó,

para cumplir con la ley universal

de procrear, te he amado como nadie amó,

recreándome con tu esplendor especial

sin saber, que el cuerpo que mi alma aduló

con un amor puro, limpio y natural,

no era más que la sombra de la ventura

que nasce del nada en una noche oscura.

 

15

Estabas pintando el Duero legendario,

pasando por las aceñas de Olivares,

mientras yo, daba vida a un sutil rosario

de lánguidos versos y enojos dispares,

que dieron vida a un doloroso calvario

montado en mi vida con pérfidos males.

Pintando, das alas a tu arte creadora,

escribiendo, pinto lo que mi alma llora.

 

16

Tengo mi noble corazón dolorido

por duras batallas contra mi dolor;

estoy dolido por tu engaño maldito,

al propinarme castigo por amor.

Si condenado estoy a un amor fingido,

prefiero la muerte a tu fin timador.

Porque sufro, calcino hojas, escribiendo

mi desventura… muriendo a paso lento.

 

17

Camino y caminando, veo mi sombra

siguiendo mis pasos con ahínco y destreza.

Tiento parar, pero si paro, me atonta

la perniciosa sombra de la tristeza.

Camino ligeramente, con la tonta

mirada en la sombra de nuestra impureza

que al largo de nuestras vidas, sin razón,

esfumó las sombras de nuestra pasión.

 

18

No busco las glorias frías y banales,

 el tiempo las apaga con ligereza;

todas las pompas y glorias son iguales,

fruto del apetito de la grandeza,

que mueren, como mueren todos los males

a manos de la muerte, su justiciera.

Quiero morir como se mueren los justos,

dichoso, sin remordimientos ni sustos.

 

19

Me acuesto rememorando mi pasado

y sigo con ello cuando me levanto.

Durante el día, entristecido y cansado

de pensar, procuro silenciar mi llanto

con la paciencia del hombre avejentado,

que subsiste con lo que va imaginando,

hasta que un día, despierta sin desgana,

por darse cuenta que el hoy es ya mañana.

 

20

Pienso, luego si pienso es porque yo existo,

y si yo existo, es porque algo o alguien me creó.

Pero… ¡Si fui creado para un fin previsto,

no soy más que un actor en este plató

de la vida. Siendo así, confirmo e insisto,

que no soy más que la figura del yo.

Pensando como pienso, estoy imaginando

que somos, mientras vayamos caminando.

 

21

Si de mi vida tomara un solo ejemplo

de bondad, mi alma sería muy feliz;

pero mi vida, forjada por el tiempo,

fue pasto de engaños, para ser matriz

que pariera un ser sin amor ni talento.

Tan sólo soy el uno cualquiera del país,

donde prevalece el odio y la ambición.

Dónde impera el poder sobre la razón.

 

22

Me horroriza el panorama que estoy viendo

en místicas visiones fuera del tiempo.

Fuego, destrucción y muerte, son el lento

caminar de una estirpe sin sentimiento,

que mata por matar, con el pensamiento

de que matando, el hombre seguirá siendo

dueño y señor de la tierra y firmamento,

Ignorando que él, no es nada en su momento.

 

23

No te amargues porque te amargue el dolor,

ni temas si te hablan de la eternidad.

Ambas cosas son elementos de amor

y complementos de la felicidad.

Con el desconsuelo se pierde valor,

pero se ganan fuerzas y voluntad

para suplir la arrogancia de la vida,

que no es más, que la exasperación vencida.

 

24

Estas navidades apenas lloré,

regando de alcohol mis venas desvaídas

para acallar penas que yo mismo forjé

en tiempos que mis penas desfallecidas

eran sólo llanto por quién tanto amé.

En estas fiestas, olvidé vuestras vidas

tiñendo de alcohol la sangre de mis venas

para callar con falsas risas, mis penas.

 

25

Queriendo olvidar, disfrutaba del vino,

y con el vino alcanzaba la locura.

Ésa ficción, que te sirve de camino

para llegar a la terrible espesura

de los sueños imposibles, el destino

de los cobardes, que huyen de su cordura,

por el recelo, que los mata y atormenta,

matando su falso amor, de forma lenta.

 

26

La sigo amando, pero muy fríamente.

El auténtico amor no suele morir

en una alma afectiva, leal y decente.

Suele callar sus infortunios, sin huir

del recuerdo, rememorando su mente

diversiones de amor que hacían latir

nuestros corazones de vicio y ansiedad,

 en aquella era de nuestra mocedad.

 

27

Todo nace y con el tiempo, todo muere.

Somos apenas objetos del Eterno,

con el designio que cada cual dijere

en el tiempo, en este maldito destierro

creado por el Dios que en todo manda y puede,

donde con vergüenza y hastío, vivo y muero.

Pienso que soy apenas un medio, creado

para dar vida a este juego endemoniado.

 

28

Quiero juzgarme y justiciarme y no puedo.

Me aterroriza saberme pecador,

escondiendo mis infracciones por miedo,

al miedo impuesto por Dios nuestro Señor.

Porque soy cobarde y al Señor Dios yo temo,

Y también porque el esfuerzo no es mayor,

seguiré creyendo en Dios y su Eternidad,

ilusionado con su eterna bondad,

 

29

Quiero recordar de mi apenada infancia

el hambre, la miseria y la enfermedad.

La esclavitud sufrida por la ignorancia,

la amargura por mi súbita orfandad.

Aún me acuerdo de mi loca extravagancia

viviendo locuras de una mocedad

sangrada, por el látigo del poder,

por exigir ser humano, y no lo ser.

 

30

Me duele en el alma, saber que te marchas,

por  carencia de trabajo y libertad.

Te haces emigrante y caminas a rastras,

de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad,

pidiendo un trabajo, en comercios y tascas ,

ahogado por el hambre y la parvedad.

Me duele que marches, inmolado amigo,

lejos de tu patria, por odio y castigo.

 

31

Te miran con tupidos ojos, y hostiles

consideraciones de odio y  repugnancia,

sólo porque eres emigrante. Son viles

larvas, que emplean como arma su abundancia

para esclavizar tu mente y tus perfiles

morales, con  el ideal de la ignorancia.

“Con la incultura, el pueblo será obediente”

lo piensa y lo explota, esa maldita gente.

 

32

¿Por qué la deidad no cuida al delicado?

¿Por qué el hombre es el autor de la justicia?

¿Por qué soy yo víctima, por el pecado

original de transgresión, por codicia?

Si todo lo que existe, por Dios fue creado,

justo será, que la pena a la malicia,

haga responsable a su progenitor

y no a la obra creada por el Señor.

 

33

Al gran Dios tengo por mi amo y mi Señor,

para tomar de sus leyes, mi camino;

pero duele, que siempre llegue el dolor

al más necesitado y al más anodino.

Me pregunto: ¿Dónde reside el amor?...

¿En la humildad, o en el funesto egoísmo?

Porque siempre veo al más pobre sufrir,

 niego a mi Dios, ésta vara de medir.

 

34

Me da miedo la mentira y la crítica,

de bocas ligeras y mentes caducas.

Las leyes alimentan la política,

los políticos, con sus diestras finuras,

configuran su trayectoria idílica,

por medio de mentiras y coladuras.

Y nosotros, el pueblo servil y llano,

Nos revelamos, dándole nuestra mano.

 

35

Oigo las campanas en el campanario,

y los cañones en praderas cercanas.

Mientras mi pueblo, reza con fe el rosario

ante la Virgen, deambulan campechanas

el hambre y la muerte por el vecindario.

Son frías y sanguinarias las mañanas

sin sol, sin luz, sin ilusión ni fragancia,

de vestimenta negra y morriña rancia.

 

36

En cada rincón de mi pueblo, hay dolor,

y en cada hogar, agonía y desolación.

El aire, corrompido por el rencor,

marchita pulmones, e hiere el corazón

del esclavo del poder y del terror.

Excitado por la insensata razón

de agredir para  elevar su señorío,

esclaviza el prepotente a su albedrío.

 

37

Quiere llorar y se oponen sus luceros.

Quiere cantar y se apaga su harmonía.

No puede ser tenedor de sus anhelos,

ni amo de la libertad sin hidalguía.

Nasció para ser esclavo de embusteros

y autor de las proclamas  en rebeldía.

Llora su cuerpo y su alma harta de la herida

se esfuma, aburriendo ésta insensata vida

 

38

Todas las mañanas, al nascer del día,

busco en el horizonte el indefinido;

y me pierdo entre la luz y la magia,

de un universo misterioso e infinito.

Procuro huir de la conocida manía

de dar vida a aquello que ya está extinguido.

Pienso, que vivo sujeto al pensamiento,

a las circunstancias, y al gusto  del tiempo.

 

39

Me siento tranquilizado, perdonando

a mi enemigo, su enrevesada ofensa,

sabedor que humillándome, estoy ganando

su confianza y su fidelidad, propensa

a la estima y a la amistad, que voy buscando

con mi actitud de resignación intensa.

Humillándome, no recibo castigo,

y consigo hacer mi  amigo, mi enemigo.

 

40

Oigo gritos de protesta en la ciudad

y llanto de niños huérfanos y hambrientos.

Hogares en guerra, por la adversidad

del hambre. Son suyos los tiernos lamentos

de niños débiles por la enfermedad,

y míos, los irónicos sentimientos,

qué escribo con desolación y vergüenza,

por la política, justicia y la prensa.

 

41

Vivo porque todo se mueve a mi vuelta

Luego me concibo vivo y apasionante

Y soy feliz, con la soledad envuelta

por mis circunstancias. Tengo por delante

una vida vencida sin razón, suelta

de este  mundo  insoportable y extravagante

por versos armados con ritmo y armonía

que mi corazón configura en poesía.

 

42

Dijo el poeta, que andando se hace camino,

pero yo, con lo mucho andado no lo creé.

Pueda que influya la suerte o el destino,

para no hacer senda con lo que troté.

Buscando mi suerte, me hice peregrino

caminando por veredas que yo forjé

con ríos de anhelos y sueños baldíos.

¡Locos sueños… lerdos arrebatos míos!

 

43

Si nuestra vida es el fruto de una condena

necesito saber cuál fue mi infracción,

para no vivir toda la vida en pena,

suponiendo mi pecado y su razón.

Necesito saber para sentir plena

libertad, arrepentimiento y perdón.

¿Si soy obra de la vida por amor,

no es justo que se aleje de mí el dolor?

 

44

Este amargo dolor del fracaso eterno,

por haberme hecho inmundo y perecedero,

ayudó que yo mismo, me hiciera mi infierno,

al abrigo del imperio del dinero.

 Suerte tuve, tomar conmigo al averno,

padre del salvaje vicio placentero,

 mostrándome su castigo sin dolor,

Alejándome de la fe en mí Señor.

 

45

Hay tres cosas en mi vida que me abruman:

la mentira mordaz de los embusteros,

la prepotencia de los ricos, que estrujan

los humildes con cometidos severos.

Las dos me castigan y me apesadumbran,

pero la tercera, rompe mis anhelos,

al no saber comunicar mi consuelo,

a mis descendientes, como padre y abuelo.

 

46

Si preguntan por tu nacionalidad,

sé sincero y responde con altanería:

-mi patria es la tierra de la libertad,

qué me da abrigo y sustento día a día,

ya que soy hijo de la necesidad

por nacimiento y por mera fantasía.

Diles que si existes, fue porque nasciste.

Y que si vives, es porque aún no moriste.

 

47

La gracia de un pueblo que se va muriendo,

es el lagrimeo en silencio en su hogar,

sin pan ni leche, para seguir viviendo,

ni un trabajo para poder superar

tanta miseria, que está descomponiendo

un pueblo, que duda vivir o matar.

Es tanta la miseria y tan grande el mal,

qué destaca como nunca, el capital.

 

48

Me asusta lo que veo, oigo y estoy viviendo.

Niños con hambre y hogares desmantelados

por el paro, el capitalismo esperpento

y decretos tendenciosos procesados.

Mientras el noble pueblo se va muriendo,

 se benefician los acaudalados.

Y el pueblo, siempre sufrido y castigado,

sigue su camino patrio, resignado.

 

49

¿Quién soy yo, para llegar a perdonar,

si nunca he sabido invocar el perdón?

Ciego por el placer, jamás supe amar,

y enfermizo mi rígido corazón,

nunca tuvo la dicha de compensar

con el arrepentimiento y la razón,

la infelicidad, por no saber tomar

la virtud de amar, querer y perdonar.

 

50

Miro el horizonte y el día huye entre nubes,

como la vida huye… como huyo yo mismo.

Y me pierdo ahogado por mis inquietudes,

fijadas en mi mente, como un abismo.

Las nubes se evaporan, son ataúdes

de sombras que se murieron por altruismo.

Después del día, llega la oscuridad.

Y con la noche, degusto la ansiedad.

 

51

No me turba la noche ni la ansiedad,

ni el vacío del alma con su cordura.

Nadie me turbará, mientras de verdad,

se muestre el horizonte, adónde la luna

florece colorida y con humildad.

Y dónde cada día mi alma se acuna

en sueños de amor y gratas fantasías,

creando ilusión para mis últimos días.

 

52

De puerta en puerta, de camino en camino;

de casa en casa, de tren en tren;

de  abismo en abismo, de amigo en amigo,

¿Adónde voy? Si vago con el desdén

de un mundo loco y el sanguinario castigo

del látigo hiriendo mi cuerpo; de alguien

qué me escupe y me zurra con su mando.

¿Adónde voy?... ¡Si camino pero no ando!

 

53

Vuelve la noche y las luces asustadas

Huyen al monte y la sombra nos alcanza

Nos siguen las estrellas ensangrentadas,

 la luna besa el horizonte con templanza

entre los cuchicheos de mitos y hadas

que alientan mi inspiración y mi confianza

para doblegar la noche en luz del día

y tornar mi alma luz, pasión y poesía.

 

54

Jaulas doradas sus pechos aprisionan.

Sus pies, reciamente se apoyan heridos

sobre cunas de barro, que les custodian

bajo el látigo y decretos, instituidos

por políticos prepotentes, que odian

los pobres y su ley de los resistidos.

Almas odiosas con instintos paganos.

Sangre rancia, falsificada entre hermanos.

 

55

Si la justicia es la ley del buen vivir,

la injusticia es la ley del autoritario.

No hay mayor dolor, qué tener que servir

a un político voluble y estrafalario.

He visto una vaca en el campo parir

Y un becerro nacer. “Sangre solidario”

pensé para mí, tomando aquél momento

como mutación por arte y fundamento.

 

56

La sombra es sombra porque la luz es luz.

La vida es vida, porque pienso y camino.

No hay vida que no tenga sombra o su cruz,

ni sombra que se proyecte en el destino.

Andando, caminó por suelo andaluz

dónde murió mártir, como un pergamino

volando arrastrado por el brusco viento.

Aquél poeta andaluz, fue sombra del tiempo.

 

57

Abrazado al rigor de las circunstancias,

camino con la prudencia de Machado.

Voy haciendo camino con las ganancias

de lo que aprendí en el camino andado.

Recorriendo sendas hirientes y rancias

pude llegar a mi destino deseado,

con la estrofa de Machado aprendida.

Haciendo camino… andando por la vida.

 

58

Paseando por la orilla del viejo Duero,

al atardecer de una tarde de agosto,

me deleitaba el chillón croar placentero,

de las ranas, y el chirriar alabancioso

de eufóricos pájaros, o el golpeteo

de las aguas por su cauce caudaloso.

Junto al Duero, en agosto, todo es belleza

Croa rana, trina el grillo y mi alma reza.

 

59

Orilla río abajo, fui caminando

en busca de una sombra conciliadora.

Una  linda mariposa, culebreando,

volaba a mi alrededor, mientras mi chola

filosofaba sobre el placer del llanto.

Cuando el llanto es la fuente apaciguadora

de un espíritu perdido en la ansiedad

lo mejor, es llorar por necesidad.

 

60

Alzada sobre una escarpa bien cercada,

mostrando el dominio del reino cristiano,

se impone con esplendor ser destinada

a  barbacana y fortín, contra el pagano.

Allá en el alto, retando la algarrada

del enemigo, guarda el grito profano

del moro  caído en el foso del castillo,

y la sangre de un pueblo noble y sencillo.

 

61

Contemplando aquél paisaje pictórico,

desde el peregrino y legendario Duero.

Me inspiró el alma un poema alegórico

a este templo, que fuera cuna del clero,

y es hoy distintivo y vestigio histórico

de un pueblo ferviente, generoso y austero

ideado por su lealtad y los encantos

de su catedral, su muralla y sus santos.

 

62

Gritan los pobres por un cacho de pan.

Se halagan los burgueses capitalistas.

Se esconde el agitador en el desván,

y mueren en el camino los moralistas,

alzando la libertad, con el afán

 de dar vida a los rebeldes anarquistas.

No suenan cañones, ni armas para herir,

pero el pueblo muere por sobrevivir.

 

63

Toda la vida, hubo gente buena y mala,

para enriquecer ésta asquerosa vida.

Os confeso esto, porque si mi alma cala,

engaño mi mente, y mi flaqueza herida,

haría de mi vida, mohína antesala

de la muerte. Llevo conmigo la brida

con la que encadenaron mi libertad,

por ser inmigrante e hijo de la humildad.

 

64

Recuerdo y evoco mi desastrosa infancia.

Hasta mis cinco años. Vivía de sueños

sufragados por mí normal ignorancia.

El hambre y los espejismos halagueños

En los primeros meses de mi lactancia

y años de vivencia con ensueños,

fueron nubes cargadas de austeridad,

con hambre, miseria y horror en tierna edad.

 

65

Estaba escrito en el libro de mi paso

por este labirinto endemoniado,

fuera consagrado al culto del fracaso.

Con cinco años, por el hambre, mi pecado

y siete bocas para un puchero escaso,

fui cedido a un nuevo hogar adinerado.

No sé si fue suerte, mas sé que bendigo

dejar de ser hambriento para a ser rico.

 

66

De noche a la mañana, me hice señor

del cariño de tías, primas y criadas.

Por primera vez sentía a mí alrededor

la ternura de maravillosas hadas,

qué pagaban mi dulzura de candor,

con tiernos besos y fiestas aniñadas.

Aunque sus ternuras me tranquilizaban,

los recuerdos maternos, me preocupaban.

 

67

Ni la noche, ni el silencio me disgusta.

Ni el vacío del alma me decepciona.

Nadie ni nada en esta quietud asusta,

al caminante que acallado, perdona

la palabra fingida, cínica e injusta,

de aquél amigo que exige y condiciona.

Nada ni nadie es capaz de sorprenderme,

en este hueco escondido, sin esconderme.

 

68

Desde mi estancia, ya volviendo la noche,

veo que huyen las luces asustadas,

y las estrellas brillan, con su derroche

de luz, mostrando sus penas apagadas

a una imbuida luna, que pone su broche

a una mítica noche de cuentos de hadas.

Sólo el tiempo rompe la melancolía

de una mítica noche, que huye del día.

 

69

Oigo voces en la quietud de mi alcoba.

Son voces extrañas, frías y afónicas.

Son voces que gritan, gemido que ahoga

mi alma, y pavorosas sombras agónicas,

que  convierten mi alma asustada y loca,

en nido de evocaciones irónicas.

Porque el poeta que vos escribe todo esto,

no fue sincero, ni justo, ni modesto.

 

70

Mi pecado, según el versado pueblo,

fue mi idilio con muy variadas mujeres.

Yo pregunto: ¿Es pecado buscar consuelo

para un huérfano de gozos y placeres?

¿No tengo obligación a que mi desvelo,

se deshaga en amores y menesteres

ante almas faltas de marido y consuelo?

La envidia fue siempre el ingenio del pueblo.

 

71

Me enseñaron a amar y ser compasivo.

Misericordioso y ferviente cristiano.

Si me juzga mal el pueblo donde vivo,

es porque nunca me cedieron su mano.

No es fácil escribir aquello que escribo,

si no lo siente mi corazón humano,

y mi mente serena y meditabunda,

no lo recuerda, versifica y fecunda.

 

72

No dejo de mirar el cielo, inducido

por mi ignorancia y mi absurda aspiración.

Pienso que allá lejos, en algún abrigo,

se alberga aquella que fuera mi pasión.

Todas las noches, mirando al infinito,

llorando y rezando, canto la oración  

qué me enseñaste, en el día que te fuiste,

creyendo alegrar con ello, tu alma triste.

 

73

Cae la lluvia mojando todas las cosas,

y mi corazón la recibe sediento.

Florecen las plantas, se tiñen las rosas,

y todo se va alterando con el tiempo.

Oigo el golpeo del agua, sobre losas

De barro, tostadas por mi sufrimiento

Y oigo el viento, soplando apaciblemente

Mientras en mi alcoba, se inspira mi mente.

 

74

Cuando un niño nace, la vida renace.

Cuando una vida se consume, se muere.

Ley natural que tan sólo satisface

a la natura, que la crea y digiere.

Me doy cuenta que en la vida, soy disfrace

de gloria, poder y dominio. Me infiere

pensar, que soya apenas el mecanismo,

que surte de vida a la vida en mí mismo.

 

75

Meditando en la creación universal,

no consigo mejorar mi situación.

Mi ridícula conclusión, al final,

es el nada, sin lógica ni razón.

Todo parece lógico y natural,

pero el principio, no es la culminación

de un todo extraído de la infinidad.

Es el libro de la universalidad.

 

76

Iba un día a camino de la ciudad,

en busca de un  reconocido vidente,

que me dijera, el porqué de mi ansiedad,

para  dudar de aquello que es evidente.

No llegué a verlo, porque la realidad

ofuscó mi ignorancia y alumbró mi mente.

contradecir la realidad en cuestión

es siempre fruto de la fe y la razón.

 

77

Zamora tuvo reyes, santos y poetas,

que encumbraron su histórica identidad.

Zamora tiene aun sangrando, las vetas

de las piedras que amurallan la ciudad;

y el puente romano, por dónde molestas

fuerzas moras, traspasaron con crueldad,

y que aún hoy, el puente de piedra tallada,

contempla y admira la catedral preciada.

 

78

Os escribo mis chiflados pensamientos,

citando transes personales y ajenos.

Son mis recuerdos, suspiros y lamentos.

Son las emociones que todos tenemos.

Son mis desencarcelados sentimientos,

sacados del alma con chispa y barrenos,

como testimonio de un alma sufrida,

por la envidia y la hostilidad, en su vida.

 

79

 A ningún amigo puedo contar nada,

porque ningún amigo vive conmigo.

Tuve uno en mi juventud, que la malvada

muerte llevó, y otro, que nunca he sabido

si su amistad se hallaba condicionada,

o si su raro silencio, era su estilo.

En un mundo de injusticia sin castigo,

Dudo de la parcialidad de un amigo.

 

80

En mi vida fui siempre desordenado

y perezoso, para hacer lo que pienso.

Si llegué a dónde estoy, lo debo a mi hado,

qué me hiciera a la imprevisión propenso,

y adverso al sistema del programado.

En mi trabajo, siempre pensé y pienso,

que el  valor cierto está en el día a día,

con tu trabajo, tu temple y valentía.

 

81

Esta noche soplaba muy fuerte el viento.

Rechinaban los vidrios de las lumbreras.

acallando el quejido de mi lamento,

con sus ruidosas y violentas maneras.

Con su soplo huracanado y virulento

se quebrantan mis quimeras pasajeras.

Oigo el ruido del desatinado viento,

que sacude fuerte, y corre como el tiempo.

 

82

Toda historia en la vida, tiene un final,

pero todo final tiene su principio.

No hay un buen fin sin un objetivo ideal,

ni un buen resultado sin un buen inicio.

Si buscamos en la vida racional,

el falso guión del compromiso ficticio,

terminamos siendo broza requemada,

por la impotencia, el agobio y la palabra.

 

83

Subí un día al monte de la potestad,

por senderos estrechos y enrevesados,

con el fin de explorar la necesidad.

En el alto del monte, sólo había esclavos

y cadenas reprimiendo la verdad.

Hundido, bajé del monte de los magos

a la vega del romanticismo y amor,

huyendo del poder avasallador.

 

84

No quiero sentir en mi masacrado cuerpo,

las manos ensangrentadas del perverso,

qué ejecutó al poeta, por ser liberto

y pugnar con su lira poética en verso,

que su pueblo cavara sol a sol su huerto,

 para morir hambriento, bajo el arresto

de una agresiva dictadura franquista.

Así fue el juicio, del poeta anarquista.

 

85

“Cuando llora mi corazón, mi alma canta”

me dijo un anciano de mano tendida,

en un rincón cualquiera de Terra Santa,

al recibir mi limosna desprendida.

Pensando en su expresión, que sólo ataranta,

pedí me revelara el fin de la cita.

Me dijo, que cuando llora un corazón,

El alma gana una vida de perdón.

 

86

Bocage, fue genio por su arte y valor.

Ridiculizó a la nobleza e indigencia

con sus repentinas estrofas de humor

desafiando a la más fina inteligencia

con sus versos espontáneos sin pudor.

Si es poeta Bocage por su suficiencia,

en el día que por Valongo paséis,

Sabéd del poeta José Alves dos Reis.

 

87

Sabemos que todo nasce y todo muere,

pero nos cuesta admitir su realidad.

No queremos ver, que mientras se genere

Vida con la vida, habrá en la humanidad

Vida. Todo con la vida crece y muere,

como crece y muere el hombre con la edad.

Conocer y admitir este imperativo,

Te hará más humano y más contemplativo.

 

88

Jaulas doradas aprisionan mi pecho.

Y mis pies reciamente, golpean piedras

desnudas, entre fango, roña y desecho

fétido, que enferman y matan las yedras,

que huyen, encaramándose con despecho

por paredes de sangre y gritos de poetas,

clamando en verso, justicia y libertad

para un pueblo que muere sin dignidad.

 

89

Todo me falta hoy, cuando el cielo está triste.

Mi boca sabe a ciénaga, lodo y a cardo,

a crinas de caballo en tierras de Aliste.

El cielo ensombrecido, por el letargo

de nubes negras sobre mi vida, insiste

 con cantos y llantos de equilibrio amargo.

Todo me falta al sentirme amenazado

por la opacidad de un cielo sulfurado.

 

90

Tus labios son dolorosos y sensibles.

Son hermosos, juveniles y perversos.

Cuando tus labios beso, son infalibles

mis excitaciones, salvadas con versos

agraciados por sentimientos sutiles

y amores rastreros en la locura inmersos,

dónde la ternura es fruto del placer

y el exceso, causa del desvanecer.

 

91

Tuve en mi vida muchos líos carnales,

y otros amores callados por amor.

Líos y amores con fines naturales,

que mientras subsisten, no causan dolor.

El amor aquél, que nace en manantiales

de frescura, fineza y excitante olor,

lo tuve en mi vida y con él moriré,

sin saber porque la amo y porque la amé.

 

92

No creo en Dios por miedo o comodidad.

Mi fe no se basa en el miedo al castigo.

Creo en Dios por mi fe y sensibilidad

ante la grandeza del mundo que habito,

Y de un todo, creado sin casualidad.

 Dudamos, porque todo lo que está escrito

es apenas sabia doctrina, heredada

de una ascendencia que no sabía nada.

 

93

No puedo reivindicar a mi conciencia

el derecho a determinar mi razón.

En mi mismo, tengo la jurisprudencia,

que juzga lo que dicta mi corazón.

Todo se alza contra la desavenencia

del rigor de una fracasada creación

que nasce para morir, sin  lucidez

sin libertad, sin respuesta a su vejez.

 

94

Las piedras de la calzada por dónde ando,

son agrias, escabrosas y penetrantes.

Se revuelven contra mí, mientras andando,

tiento recordar aquellas sendas de antes,

hechas de greda, dónde iba meditando

sobre mis imponderables denigrantes.

En aquél entonces, no sabía andar.

Andaba mi pensamiento en mi lugar.

 

95

Corriendo, tenté alcanzar la riqueza,

sin tener en cuenta el esfuerzo que hacía.

Una vez rico, olvidé de mi braveza,

luchando por alcanzar la jerarquía

de los pudientes. Cometí la torpeza

de dejarme sublevar por la hidalguía,

sin darme cuenta que mi sagaz riqueza,

fue fruto de mi esfuerzo y de mi nobleza.

 

96

Cuando hambriento por la calle mendigaba,

no supe valorar mi frágil estado,

para el día qué fuera rico, pensara

como tratar al indigente frustrado.

me doy cuenta ahora, que no hay alma sensata

en el implacable corazón ingrato.

Las desgracias no son simples casualismos.

Son vicisitudes de nosotros mismos.

 

97

El poeta lleva en la solapa una flor,

y un encantador poema en su corazón,

disperso por el viento madrugador

de una mañana otoñal, dando razón

al atavismo del poeta soñador,

que sueña, escribiendo  poemas de pasión,

y vive soñando con sueños soñados.

Los sueños del poeta, son sueños rimados.

 

98

 poeta de ojos perdidos en la distancia,

y que al instante de un beso, abraza fuerte,

es el poeta que brinda amor y fragancia,

cantando feliz a la vida y a la muerte.

El poeta es la raíz de la perseverancia

y el alma del poema, que escribe y convierte

con su inspiración, en sueños  celestiales.

Si eres poeta, no sabes cuánto vales.

 

99

Me gustaría mirarte con la fuerza

que me incita y presiona mi corazón.

Consumirte con sueños, para que inmersa

en ellos, te quedaras sin condición.

¿Por qué me deniegas lo que te interesa?

¡Dime amor!... ¿Cuál es tu  absurda razón

para que tus ojos, viendo mi dolor,

no sepan que los míos, lloran de amor.

 

100

Me preguntó un día mi hermano Fernando,

si la muerte deambulaba por mi mente.

Le dije, que mientras viva, voy soñando

con el cielo, qué esquematiza la gente.

Pienso que mientras el cuerpo vaya andando,

no tengo que desaparecer de mi ambiente.

Mientras yo viva, tendré la fe y confianza

para morir en paz, sin desesperanza.

 

101

Mientras con amor besaba tu mejilla,

las lágrimas que afloraban en tus ojos

regaban en tu rostro, aquella semilla

de amor, que a pesar de los cardos y abrojos

 sigue ferviente, gracias a tu sencilla

forma de querer mis besos cariñosos.

Ambos seguimos sintiendo aquél amor

que hemos formado, con placer y dolor.

 

102

Mientras rompes corazones con tu llanto,

yo ahogo penas con mi arrepentimiento.

Ambos sufrimos por nuestro desencanto,

por nuestra soberbia y descomedimiento.

Mientras tú lloras, con fe en mí Dios demando,

qué se callen la rabia y el resentimiento,

y brote la luz dónde hay oscuridad,

para qué encontremos, la felicidad.

 

103

Si buscas amor con el arte mañoso,

¡Tiene cuidado!... Puedes equivocarte

con tu planteamiento torpe e indecoroso.

El amor suele estar recluido en el arte

de saber dar con galantería y gozo,

aquello que cada uno tiene y comparte.

Si buscas amor, sé humilde y prudente

con tus deseos, tus sueños y la gente.

 

104

Zamora fue siempre mi patria idílica,

y Valongo, mi procedencia cívica.

Es por ello, que mi sangre es deífica,

y mi mente, manantial de la crítica.

Mi alma es augusta, sensata y pacífica,

y mi corazón, egregia basílica

dónde escondo mis amores preferidos,

y otros amores oscuros por mi vividos.

 

105

En el pueblo dónde yo vivo, hay una ermita

y una farola, que no alumbra ni consuela,

en una gran plaza, dónde el pueblo grita

por trabajo, medicina y una escuela.

En mi pueblo mi gente no llora, incita

con su templanza, enmascarar la secuela

de un gobierno, que se esquiva de sí mismo,

en las manos de la mafia del fascismo.

 

106

Me doy cuenta que me estoy haciendo viejo,

mirando los artilugios que me rodean.

A mi alrededor, hasta el aire es añejo,

dañado por mentes raras, que vaguean

por el mundo, ahogadas por el desespero,

matando ilusiones a quienes desean

morir en paz y con el deber cumplido

de haber dado vida por haber sido.

 

107

Pensando en ti, vuelo entre nubes sutiles,

sin darme cuenta de mis ingenuidades.

Me lisonjean tus pasiones gentiles

y tus enredos cargados de verdades.

Sin darme cuenta, mis sueños infantiles

ahogan estos sueños. Son las vaguedades

de una existencia arruinada y  presumida,

que pensando sueña, sin garbo ni vida.

 

108

Muchas veces, cuando mi mente se enfría,

mi corazón se constriñe del dolor

qué recibe. No lo sé si esto es manía,

o si ocurre, por mi blandura o temor,

que en realidad, no es más que la cobardía

ante la violencia, el pánico y el amor.

Si soy como soy por nascer y haber sido,

mi  pensamiento me dice, que he cumplido.

 

109

Consciente soy, que como la hoja marchita

del árbol, que es por el viento desgarrada,

se va desvaneciendo mi necia vida,

con los rigores de la realidad forzada

 por la natura, y con Dios comprometida.

Me doy cuenta que fui cabal y soy nada.

Que fui señor de todo cuanto anhelé.

Tan sólo no pude retener, la mujer que amé.

 

110

Cansado del silencio qué me rodea

y de la confusión de mi pensamiento,

mi conducta es grotesca, y mi panacea,

el recuerdo, que avejentó con el tiempo,

y que apenas es, retrato de una idea,

que feneció en aquél mismo momento.

Pensando, me embriago con lo acontecido

sin darme cuenta que apenas he vivido.

 

111

Con el tiempo gané razón y saber,

para distinguir la vida de la muerte,

pero nunca jamás, pude comprender

la razón de la vida y de la suerte.

Nazco, luego muero. ¡Amargo acontecer,

para quién fue timorato ante el más fuerte!

Si me muero, ¿porque tengo que morir?

¿Por qué nascí?... ¡Si apenas pude vivir!

 

112

Cuando era joven, no vivía, soñaba.

En mi adolescencia, vivía de sueños

que enloquecían mi mente mancillada  

por amores imposibles y halagüeños

apetitos de una riqueza frustrada.

Ahora, cuando son juiciosos mis empeños,

todo es nada en mi confuso pensamiento,

inmolado por las circunstancias en el tiempo.

 

113

Me levanto, pensando ser agraciado

por Dios, las circunstancias y la natura,

 sobrellevando este mí precario estado,

con el ardiente amor que aún en mí perdura.

Me pregunto: ¿ por qué un corazón amado

no alberga candidez, amor y ternura?

Sólo porque tu insensatez y rencor

ha podido más qué mi rabioso amor.

 

114

Desde que me apartaste de tu camino,

perdí el deseo de vivir y de amar.

Las noches son eternas, y mi destino,

ahogado por el murmullo popular,

es una nube negra , un pergamino

con la sentencia de un amor sin hogar.

Condenado al abandono y al desespero

con mi castigo y la soledad me muero.

 

115

Me doy cuenta que el hombre es el animal

que más damnifica la naturaleza,

con su instinto perverso y antinatural;

fanático por la libertad  perversa,

extermina, corrompe y defiende el mal.

En la frustración, mi concordancia inmersa,

me conduce a la fiereza y la protesta

en pro de una sociedad social y honesta.

 

116

En aquellos años de mi juventud,

todo era diferente y muy natural.

El amor, aunque no fuera una virtud,

era la enseña del  pudor nacional,

que disciplinaba con la esclavitud

una alianza amorosa incondicional.

En aquél entonces, con nuestra inocencia

todo era amor, sensatez y complacencia.

 

117.- Sigo pensando que guardo mi locura

por cobardía, desencanto y aversión.

Mis actos son cautivos, por la conjura

de viles recuerdos, y mi corazón

ahogado por locos sueños, es amargura

por mi triste recuerdo y la sin razón

de una vida carnal sin juicio ni honor,

fruto de un alguien sin sensatez ni amor.


118.- Y llorando, salgo en busca del pasado,

con el ánimo de saber la razón

porque fui traicionado por el halago

de un cometido, impuesto por la creación.

De rabia lloro, de pena me deshago

del recuerdo, para crear vida e ilusión

en un ser viviente, que lejos del cierto,

subsistirá apenado después de muerto.


119.- El día que me muera, tronará el cielo

y el universo se abrirá a mi pies,

para que yo lo tenga y pueda conocerlo

con su esplendor, su poder e candidez.

Se rasgarán las entrañas del eterno

para que yo manifieste mi sencillez

ante el Criador, y con su condescendencia,

permita que mi alma goce su presencia.


 120.- cuando llega uno al final de su camino,

medita lo andado y evoca lo perdido.

Se mueren los sueños, se hace peregrino

en un mundo vacio, frio y abatido,

resignado con su fogoso destino

en un aposento oscuro en diferido 

por la predestinación de la deidad

que nos crió sumiso al vicio y la ruindad.


121.- Me pregunto: ¿qué pecado he cometido

para nascer con la huella de pecador?

Se casto, sencillo e inocente he nascido, 

según el precepto de nuestro Criador?

Cuál fue mi acaecimiento transgredido

al ser penado con el llanto y el dolor?

Porque Creo en Dios e su sagrado amor,

Moriré abrazado a la Cruz del Señor.


122.- Quiero llegar allá, donde la ignorancia

abunda entre una sociedad comedida

y o amor arrastra atrás de si la abundancia,

y la armonía dignifica la vida.

Quiero abrazar la humildad y la constancia

para encontrar la compañera perdida.

Aquella que me diera amor de mujer

Sofriendo mis mentiras con placer.


 123.- Sufría, sabiendo que la engañaba

con mentiras y amantes inmorales,

mientras su villano amor, castigaba

mis engaños con pervertidos males.

Abatido lloré, buscando la hada

del amor, para que nuevos ideales

aflorasen en nuestros corazones

con igual fuerza que nuestras pasiones.


124.- Si las piedras del camino por mi andado

pudiesen hablar de mis aspiraciones,

hermoso poema habría sido inspirado

por agrestes senderos, entre cañones

y peñascos, con el dolor como fardo,

con el silencio, maquinando ilusiones.

Las piedras de mi camino, entristecidas

gruñen de llanto por las pisadas mías.


 125.- Mirando al cielo, tentando descubrir

la estrella que mi imaginación engendra,

mi corazón acelera su latir

y mi alma vuela a esa luminaria intensa

pensando que en ella pueda residir

mi madre; inocente ilusión, que compensa 

el desconsuelo, de un hijo trastornado

por la locura, de volver a tu lado.